El Camino de Santiago: Una experiencia transformadora para Juveniles

Durante la semana de Pascua, un grupo de 51 jóvenes del nivel de cuarto del movimiento de Juveniles, se embarcó en una peregrinación hacia Santiago de Compostela, lugar de veneración de la tumba del apóstol, a través del camino portugués desde Tui. La peregrinación se realizó en el marco de la preparación para el sacramento de la Confirmación, que recibirán el próximo 27 de mayo, en la fiesta de Pentecostés.

Para empezar, cabe destacar que el camino no fue fácil. Chema, uno de los educadores, nos cuenta que «han sido 115 km de sufrimiento, de dolor de pies, con ampollas y una fascitis plantar, la cual me ha hecho plantearme tirar la toalla hasta en dos ocasiones». Pero a pesar de las dificultades, el grupo supo sacar lo mejor de sí mismo y logró llegar a Santiago. Para Chema, este camino ha significado no solo una prueba de resistencia física, sino también una oportunidad para el encuentro personal, la reflexión y el crecimiento espiritual.

Miguel, uno de los jóvenes que lo ha recorrido, nos cuenta que para él el camino ha sido una experiencia muy bonita, en la que ha aprendido muchas cosas sobre sí mismo y sobre los demás. Además, destaca la importancia de los momentos compartidos con amigos, monitores y otras personas del grupo, que le han permitido vivir momentos muy divertidos e inolvidables. En este sentido, el camino ha sido una oportunidad para crear lazos más fuertes entre todos los miembros del grupo, y para fomentar el compañerismo y la solidaridad.

Álvaro, otro de los jóvenes, coincide en que el camino ha sido una oportunidad para conocer a gente nueva y estrechar lazos con los compañeros del grupo. Además, destaca la importancia de los educadores, que siempre han estado pendientes de ellos y han sido un apoyo fundamental en todo momento. También señala que ha habido momentos difíciles, en los que se ha sentido cansado y desanimado, pero que ha logrado superar gracias a la ayuda de sus compañeros y de los educadores.

Finalmente, para Elena, otra de las jóvenes, el camino ha sido una experiencia de superación personal, en la que ha aprendido a perseverar y a no rendirse ante las dificultades. Destaca la importancia de llegar a la plaza del Obradoiro, y la satisfacción que se siente al lograrlo. También destaca la importancia de las reuniones, en las que han podido reflexionar sobre temas importantes y buscar maneras de mejorar como personas y como grupo.

En conclusión, el Camino de Santiago ha sido una experiencia única y transformadora para este grupo de jóvenes y educadores. A pesar de las dificultades, han logrado superarse a sí mismos y fortalecer su fe y su relación con Dios. También han aprendido a valorar la importancia de la amistad, la solidaridad y el trabajo en equipo. Sin duda, una experiencia que los acompañará para siempre y que les prepara para recibir los dones del Espíritu Santo en la Confirmación.